Oficialmente ha empezado el verano, y no es ningún secreto: yo soy absolutamente solar y amo esta estación como se aman los primeros amores.
Porque en verano todo es mucho más ligero, libre y un poco salvaje. Y me recuerda a esa frase de Thoreau: “Todas las cosas buenas son salvajes y libres”.
A mí el verano me asalvaja.
Cada verano hago una declaración de amor, una carta de intenciones, un manifiesto, como esos deseos que arden en la hoguera la noche de San Juan, con la esperanza que el fuego selle su promesa.
Querido verano:
Me gustas a rabiar. Me gustan tus días largos y tus noches eternas.
Me gusta tu olor a jazmín y dama de noche llenando los balcones, a tilo en Rambla Catalunya, a brisa de mar mezclada con la crema solar en los paseos marítimos de cualquier pueblecito de costa.
Me gusta tu sabor: a frutas dulces, a tomates sabrosos del huerto, a helados de mil sabores, a salmorejo bien frío.
Me gusta ir ligera de ropa. Vestidos de tirantes, faldas vaporosas. Andar descalza el máximo tiempo posible. No usar maquillaje. Dejar mi pelo salvaje, despeinado de preocupaciones.
Este nuevo verano quiero sentir esa libertad que me cubre el cuerpo al bañarme desnuda en el mar. Tostarme la piel, salpicada de nuevas pecas que me pintará el sol. Que el pelo se me dore como espigas a punto de segar. Que los ojos se me pongan verdes, igual que los pinos que recorren la Costa Brava.
Quiero noches eternas contando estrellas y besos fugaces bajo las Perseidas.
Quiero bañarme en calitas perdidas en la Costa Brava y comer paellita en algún chiringuito de playa.
Cantar habaneras. Beber ron cremat hasta morir de risa. Bailar con la orquesta en alguna fiesta de pueblo y ver los fuegos artificiales.
Quiero ir a conciertos, cantar hasta quedar afónica y bailar hasta que me duelan los pies.
Leer tumbada al sol o bajo la sombra de un buen árbol. Hacer la siesta escuchando de fondo las chicharras. Dormir con todo abierto y que el canto de los grillos me lleve en un dulce duermevela, hasta que las golondrinas anuncien el comienzo de un nuevo día de calor.
Quiero comer cuando tenga hambre, dormir cuando tenga sueño y despertarme cuando el cuerpo diga basta.
Querido verano, no te imaginas las ganas que tengo de ti. Te espero con los brazos abiertos y los pies descalzos.
Pd. Te regalo una canción. Alfonsina y el mar interpretada por Sílvia Pérez Cruz.